jueves, 13 de septiembre de 2012

Un mar de fueguitos


Sobre la evolución y el fuego:
una lectura de Lolo Bernabé de Eva Furnari (Ed. Global).



loloPara la astrología la posición de los astros en el zodíaco a la hora en que llegamos al mundo, determina cuál es nuestro signo y hacia dónde vamos. Nací un 21 de diciembre, el posicionamiento del sol y de los planetas determinaron que mi suerte y temperamento estarían regidos por Sagitario. El horóscopo dice que mi signo es uno de los de fuego. No creo en los horóscopos. Aunque tal vez sí creo en el fuego… Podría mirarlo durante horas sin aburrirme: los dibujos en las llamas no se repiten, las chispas siempre danzan hacia espacios diferentes. Y quien tenga el fuego a su cargo, sin duda se sentirá importante porque en la obstinación del fuego por extinguirse, quien logra desafiarlo y mantenerlo vivo, se convertirá en el héroe del asado o en el experto del refugio montañés. La amenaza de su extinción nos llevará a desearlo con más fuerzas todavía. A darlo todo por él.

El fuego es, definitivamente, vida. El que juega con fuego conoce sus límites y aprende el respeto. El fuego es luz y puede ser maravilloso en un fogón, increíble en una noche de verano y reconfortante en pleno invierno. Pero también puede convertirse en un monstruo capaz de apagarlo todo. El fuego acompaña al hombre desde la prehistoria, es uno de los descubrimientos naturales más inexplicables de la naturaleza y fundamentales en la evolución humana. Desde aquella época remota hasta hoy, el hombre ha tratado de mantener esa llama encendida.

En el libro Lolo Bernabé, Eva Furnari nos muestra el fuego desde la portada. Sin embargo, lo que despertó mi interés en el libro fue sin duda el título. El cuento empieza en los tiempos de las cavernas, con la presentación del mismísimo protagonista: Lolo Bernabé. A los veinte años conoce a Brisa que, al igual que él, es ingeniosa e inteligente. Como consecuencia al llegar a la segunda página, se enamoran y se casan. Cuando la luna de miel finaliza, Lolo y Brisa buscan una buena caverna para vivir y unos meses más tarde, dan a luz a Finfo Bernabé. Los cimientos de la historia de la división del trabajo hacen lo suyo, y mientras Lolo sale a cazar y recoger frutos, Brisa cuida al pequeño niño de las cavernas.

Un detalle no menor del cuento es el siguiente: eran muy felices… y este hecho afortunado sucede desde el principio de la historia y no al final, como suele esperarse en los cuentos para niños. Como la perfección no existe y la felicidad se nutre de instantes, el libro me atrapa con la siguiente frase: Eran muy felices… pero no tanto. Me gusta cómo la autora capta la atención del lector.

La caverna era húmeda. Por este motivo, Lolo y Brisa, construyen una casa de paredes amarillas. En la nueva casa, los protagonistas de la historia se pusieron muy felices… pero no tanto. Los ropajes de piel ya incomodaban a Brisa y a Lolo comienzan a sentarle bien las bermudas. Sus vestimentas habían evolucionado. Entonces, una vez más, se pusieron muy felices, pero no tanto…

Y así llegaron los armarios, los galpones, las camas, las sillas, la vajilla, los alimentos, productos de higiene, teléfonos y  electrodomésticos. Con ellos el trabajo, la escuela, las obligaciones, los relojes y, finalmente, el aburrimiento. La familia Bernabé se pone feliz por tantos avances y descubrimientos… pero no tanto.

El libro asciende evolutiva y rápidamente por el proceso social que ha hecho el hombre desde aquellos días en los que frotó por primera vez un palito de madera contra una piedra buscando la luz.

No voy a contar el final del libro, pero sí lo que me generó. El fuego y los libros tienen una relación particular con la ausencia, o con el vacío inevitable que generan las cosas bellas y necesarias cuando no están presentes. Los libros nos completan en la plenitud de su contenido, pero no hacen más que generar en los lectores la necesidad de volver a llenar un vacío que ha sido satisfecho. Eso sucede a cualquier edad: cuanto más leamos, más felices y completos seremos… pero no tanto. Un vacío nos arrebatará esa deliciosa sensación de plenitud con el fin de que el deseo por el arte o el amor vuelva a brotar inevitablemente. Es que nunca estamos completos. Si así fuera, el mundo se volvería muy aburrido, como para la familia Bernabé. El fuego se nutre de la madera, de lo contrario se apagaría en cuestión de segundos. El fuego se extingue para que volvamos a buscarlo en un fogón, en el horizonte, o en otros ojos.

Los integrantes de la familia Bernabé, ingeniosos e inteligentes, saben que todo lo hecho puede deshacerse y comprenden que a veces es bueno volver a lo esencial. El libro está narrado con simpleza y con agradables y caricaturizadas ilustraciones.

Si tuviera que definir el fuego desde una perspectiva química diría que es tan solo de un trío formado por oxígeno, combustible y calor. Pero todos sabemos que el fuego es mucho más que eso y que tiene un sinfín de simbolismos que desde la más temprana infancia nos es transmitido casi en forma natural. “El que juega con fuego se hace pis en la cama”, “el sol es una bola de fuego”, “no te acerques al fuego que sos chiquito”. Más tarde, al crecer, el fuego estará en la furia, en las manos del que escribe, en la pasión por algo y en el amor profundo por alguien.

No importa lo que diga el horóscopo o la coincidencia en la posición de los planetas. Somos el resultado literal del fuego cruzado entre dos. El fuego es luz. Y es magia. De ahí que volvamos cada tanto a su naturaleza o que busquemos con el alma, no se extinga jamás.

Por : Cony Salgado.


Eva Furnari : Nació en Roma, Italia y desde los tres años se radicó en Sao Paulo, Brasil. Estudió arquitectura urbanística, fue profesora de diseño, pintura, escultura e ilustradora de importantes periódicos y revistas. Los últimos trabajos hicieron que sintiera atracción por la literatura infantil, a través de sus ilustraciones narrativas destinada a la crianza de los niños, realizó su primera colección en 1980, denominada Pescado Vivo, que fue premiada por la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil de su país. En la década de los noventa publicó una de sus principales obras, La Brujita Atarantada, que cuenta, a la manera de una historieta gráfica, diez anécdotas que le suceden a una simpática brujita.

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